lunes, 21 de enero de 2008

Faro

Como un barco a la deriba sin costas ni orillas, va el destino de los hombres cuando los vientos del amor nos abandonan. Vagando fragiles y solitarios bajo las estrellas de testigo, ahogamos en el mar nuestros lamentos.
Mas acaso nuestro viaje, lleva un rumbo sin retorno. Cargados de recuerdos y olvidados por la fortuna, nos anclamos dia a dia de cada luna. Depositando en cada estrella un poco de cada sueño, de cada anehlo, para que perdido en la oscuridad pueda encontrar la manera de brillar, la manera de existir.
Y si acaso mal peor nos encontrase, aquel seria dejar de ver la luna. Sentir la vida oscura y dejar que el silencio a gritos nos consuma.
Mal que una noche nos abordo de pronto, sin aviso alguno, el cielo todo se apago al esconderse la luna. Alli sentados perdidos, desconsertados y enloquecidos. encontramos en tanto cielo una luz que a lo lejos alumbraba y absortos por la sorpresa, al comprender que aquello no era luna ni estrella, corregimos nuestro rumbo y hacia su abrigo partimos.
Habiendo llegado vimos al fin nuestra esperada costa, sostenida al cielo por una estrella en lo alto y detenidos bajo aquel brillo, facinados por aquello, sentimos amor por todo eso que algun dia en aquellos mares, lanzamos al cielo.
Entendimos entonces que no habria razon para partir, que nuestro viaje terminaria alli y que la oscuridad ya no habriamos de sufrir.
Enbriagados por las sensaciones, subimos prestos hacia aquella estrella, donde cada uno encuentra el amor que el alma exige y decidimos convertirla en un faro que a otros guie, en una esperanza que viva encendida para que nunca muera el amor en nuestras vidas.

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